Ser dignos de recibir a Cristo en nuestro corazón
Si no le abrimos la puerta, si no tenemos eso que Él busca, si no somos dignos de Él, no entrará en nuestro corazón.
Solamente hace falta determinación, porque Dios está listo para venir a morar en nosotros. Él “llama a la puerta”, y nosotros debemos hacer el resto, como dice el Apocalipsis de Juan. Con esto, se transforma nuestro pensamiento, se libra de toda maldad, se vuelve ágil y virtuoso, se santifica. Sin embargo, si no le abrimos la puerta, si no tenemos eso que Él busca, si no somos dignos de Él, no entrará en nuestro corazón. Luego, para hacernos dignos de Él, debe morir nuestro viejo “yo”, para no morir jamás. Entonces viviremos en Cristo, entrando en el cuerpo de la Iglesia. Y así es como vendrá también la Gracia Divina. Y si viene la Gracia, ella nos dará todo.
(Traducido de: Ne vorbește părintele Porfirie – Viața și cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumenița, 2003, p. 303)