Ser discípulo de Cristo es aceptar Sus disposiciones
También nosotros debemos estar en paz en la Iglesia de Cristo, que es el arca de la salvación, la nave de nuestra redención, nuestra liberación del diluvio de las pasiones de esta vida.
Todos hemos aceptado ser discípulos de Cristo, al ser bautizados, por medio de nuestros padrinos. Después, poco a poco, al ir creciendo en edad y en conocimientos, por decisión propia. Posteriormente, tal vez cientos de veces más, cuando nos confesamos seguimos aceptando ser discípulos de Cristo.
Y si hemos aceptado ser discípulos, entonces tenemos que respetar determinadas normas. Acordémonos del arca de Noé; los que aceptaron entrar, también tuvieron que respetar ciertas disposiciones. En el arca de Noé no hubo una sola riña, un solo conflicto. Claro que Noé tuvo que resolver el conflicto entre el león y el cordero, entre el lobo y la oveja. Pero todos supieron conservar la paz, hombres y animales. ¿Por qué? Para así librarse de la destrucción. También nosotros debemos estar en paz en la Iglesia de Cristo, que es el arca de la salvación, la nave de nuestra redención, nuestra liberación del diluvio de las pasiones de esta vida.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăși pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 55)