Palabras de espiritualidad

Ser fuertes en la fe, especialmente en estos tiempos convulsos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Quédate tranquilo, no tengas miedo. El cristiano no tiene nada a qué temerle, si nuestro Señor Jesucristo está con él, como Rey y Soberano.

Empieza a leer la Biblia, toma el modelo de las vidas de los santos. Es por medio de los débiles que se muestra el poder de la Gracia de Dios, no a través de los poderosos. Así pues, quédate tranquilo, no tengas miedo. El cristiano no tiene nada a qué temerle, si nuestro Señor Jesucristo está con él, como Rey y Soberano. Sigue adelante, aferrándote a Él, y no temas a lo que te digan los demás… ¡no le temas a nada! Al Señor le pertenecen esta tierra y su dominio. Y nosotros somos cristianos, así que nuestros son los reinos de este mundo y el de la eternidad. Aquí nos preparamos para el Reino de los Cielos. Como dice el salmista: “El Señor es mi pastor, nada me faltará” (Salmos 22, 1). Si Él es mi pastor, ¿cómo podría temerle al día de mañana, inseguro de si habrá qué comer? ¡Dios provee lo que necesita cada quien!

Padre, es que constantemente recibimos toda clase de noticias, a cuál más perturbadora…

—La intención de quienes propagan esas cosas es debilitarnos, hacernos trastrabillar, hasta llevarnos a caer. No obstante, tenemos que prepararnos para cualquier cosa, sea que pertenezcamos a la Iglesia, o no. Tenemos que unirnos fuertemente, porque solo así podremos resistir con mayor facilidad. No es bueno dividirnos, ni apartarnos los unos de los otros, ni traicionarnos, mucho menos injuriarnos. Es necesario estar unidos, para poder enfrentar las tribulaciones con serenidad. Cuando te acuerdas de aquellos cuarenta mártires que fueron arrojados a un lago helado… no es posible imaginarse ese sufrimiento. Y, de esos cuarenta, uno fue tentado y renunció a su sacrificio. Pero luego vino otro que recibió la corona del martirio en su lugar.

(Traducido de: Ne vorbește Părintele Iustin Pârvu, Petru Vodă, 2011, pp. 97-98)