Ser humildes y arrepentirnos
La humildad es la sangre de la vida. No te puedes salvar si no la tienes.
¿La humildad precede o sigue al arrepentimiento?
—Sin duda alguna, la humildad tiene que existir primero. Me refiero al pensamiento virtuoso de servir a Dios, de entregarte a Él. Debes tener tanto la una como la otra, empezando por la humildad, que se multiplica en tu corazón y en tu alma; pero la vida de esfuerzo la practicas porque forma parte de tu programa diario y te ayuda a arrepentirte.
La humildad es la sangre de la vida. No te puedes salvar si no la tienes. Puedes hacer postraciones, cargar sacos de tierra, afanarte mucho, pero con humildad. Una cosa no excluye la otra.
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ed. a 2-a, vol. 1, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 101)