Ser seguidores de Cristo
Amar a nuestro semejante como a nosotros mismos y vivir según los mandamientos de Cristo, son dos cosas que nos conducirán al jardín de Getsemaní, en donde Cristo oró por el mundo entero.
Amar a nuestro semejante como a nosotros mismos y vivir según los mandamientos de Cristo, son dos cosas que nos conducirán al jardín de Getsemaní, en donde Cristo oró por el mundo entero.
Ama a tu prójimo como a ti mismo. Se me concedió entender este mandamiento bajo la forma de un árbol cósmico, inmenso, cuya raíz es Adán. Yo no soy sino una pequeña hoja en una de las ramas de este árbol. Pero este árbol no me es ajeno, es mi fundamento. Le pertenezco. Orar por el mundo entero significa orar por este árbol en su totalidad, con sus millones de hojas.
Seguir a Cristo significa abrirte a la conciencia de Él, Quien porta en Sí mismo al mundo entero, al árbol entero, sin omitir ninguna hoja. Si alcanzamos esa conciencia, oraremos por todos como por nosotros mismos.
Si Cristo viene a nosotros, devenimos en portadores de Dios y de toda la humanidad, y nuestro “yo” adquiere la imagen del Absoluto. Y es que esa imagen, la del Absoluto, puede convertirse en dimensiones reducidas.
(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Din viaţă şi din duh, Editura Pelerinul, Iaşi, 1997, pp. 19-20)