“Si Dios existiera, lo podría ver…”
Todos hemos nacido porque así lo dispuso Dios, vivimos en Él, y sin Él no podemos dar ni siquiera un paso.
Un día cualquiera, los peces de un estanque se enfrascaron en una discusión. Unos decían que el agua existe, en tanto que otros rechazaban esa idea, argumentando: “Hasta el día de hoy hemos vivido sin el agua. Si existe el agua, ¿en dónde está? No la hemos visto, no la podemos tocar… si existtera, todos sabríamos de ella”. La discusión se tornó tan vehemente, que los peces decidieron consultarle al más anciano de los lucios: “¡Explícanos qué es el agua y en dónde encontrarla! ¿Realmente la necesitamos?”. El lucio los miró con compasión, y después les respondió con severidad: “¿Cómo pueden ser tan torpes? ¡Ustedes nacieron en el agua y todo este tiempo han estado viviendo en ella!”.
Esto mismo ocurre con el hombre, quien, viviendo en el mundo creado por Dios, se pregunta: “¿En dónde está Dios? ¡Si pudiera verlo, creería en Él!”.
Y es que todos hemos nacido por disposición de Dios, vivimos en Él, y sin Él no podemos dar ni siquiera un paso.
(Traducido de: Îndrumar creștin pentru vremurile de azi - convorbiri cu Părintele Ambrozie (Iurasov), vol. 2, Ed. Sophia, 2009, p. 10)