Si le falta esta condición esencial, nuestra oración no podrá alzar el vuelo
Nadie podría elevarse a las alturas, si antes no aprende a detestar las cosas del mundo. A menudo sucede que oramos mientras nuestra mente se distrae en mil cosas que le agradan, cosas comunes.
La paz de la mente es una condición esencial para la oración. El anciano José el Hesicasta, experimentado asceta del Santo Monte Athos, dijo: “La oración, si le falta la atención y la lucidez, es una pérdida de tiempo, un trabajo sin recompensa. Tenemos que estar atentos a todos nuestros sentidos, tanto los interiores como los exteriores. Porque, si le falta la atención, la mente y las fuerzas del alma se dispersan en cosas inútiles y ordinarias, como el agua sucia que corre calle abajo. Nadie podría elevarse a las alturas, si antes no aprende a detestar las cosas del mundo. A menudo sucede que oramos mientras nuestra mente se distrae en mil cosas que le agradan, cosas comunes. Por es que tenemos que esforzarnos en concentrarnos y estar atentos a las palabras de nuestras plegarias”.
(Traducido de: IPS Andrei Andreicuț, Cuvintele Bătrânilor, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 15)