“¡Si pudieran ver a los que están en el infierno, se les rompería el alma de tanto dolor!”
Las almas van al infierno, del mismo modo en que muchos, el domingo, van de la iglesia a las juergas, y al Cielo, como pocos van a la iglesia en los días laborales.
El padre Lorenzo nos repetía todo el tiempo que las almas van al infierno, del mismo modo en que muchos, el domingo, van de la iglesia a las juergas, y al Cielo, como pocos van a la iglesia en los días laborales. Diciendo esto, el padre lloraba amargamente, pensando en las almas que se pierden:
—¡Ay de mí! ¡Cuántos sufren en el fuego del infierno…! ¡Y todos están como pescaditos en salmuera, amontonados en enormes barriles!
Las madres del monasterio trataban de calmarlo, pero el les respondía, sin dejar de llorar:
—Ustedes no pueden verlos… ¡Si los pudieran ver, se les rompería el alma de tanto dolor!
(Traducido de: Sfântul Lavrentie de la Cernigov. Viața, învățăturile și minunile făcute de Dumnezeu prin acest mare Părinte, Editura Credința strămoșească, 2003, p. 28)