Siembra paz y cosecharás paz
Debemos ser hombres de paz. Es mejor soportar ser ofendidos, que ofender. Si somos pacientes ante las ofensas, el Señor nos dará paz y fuerzas.
Los Santos Padres dicen: “Siembra amor y cosecharás amor. Siembra paz y cosecharás paz”. Es imposible obtener la paz si estamos llenos de envidia y maldad. Si no nos deshacemos de esos rasgos que son los del demonio, ¿cómo esperamos entrar en la eternidad? Sólo el Señor nos puede transformar. El espíritu se conjunta con los pensamientos. Tal como seamos aquí, de esa forma pasaremos a la eternidad.
Debemos ser hombres de paz. Es mejor soportar ser ofendidos, que ofender. Si somos pacientes ante las ofensas, el Señor nos dará paz y fuerzas. De lo contrario, nuestra conciencia no nos dejará tranquilos. Recordemos que la conciencia es el juicio divino. Hagamos lo que hagamos, no tendremos ni paz ni serenidad. Las características de nuestro carácter son la base de nuestro paso a la eternidad. Si somos pacíficos y serenos, iremos a donde los ángeles y los santos. A estos el Señor los ha recompensado, dándoles la Gracia, y en estas almas no es posible encontrar rasgo alguno de este mundo. Ya puedes ofenderlo (al justo), que este ni se inmutará. Puedes golpearlo, que él no se enfadará, porque su alma es gobernada por el Espíritu Santo.
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Cum îți sunt gândurile așa îți este și viața, Editura Predania, București, 2010, p. 99)