El temor psicológico puede tener dos extremos: uno sano y otro patológico. El extremo sano encierra una advertencia racional y una fuerza espiritual que puedes utilizar para tomar medidas racionales de protección. Es evitar creer que a ti no podría ocurrirte algo malo en determinada situación de riesgo, y asumir alguna medida inteligente para evitar ese peligro al cual le temes.

El temor patológico desaparece sanando las pasiones del alma. Sí, el temor exagerado proviene de las pasiones mismas. Los estados de ansiedad pueden provenir del hecho que tu vida sea justo lo opuesto de lo que quiere tu alma. Tu alma quisiera paz y pureza, pero tú no lo aceptas, sino que, por ejemplo, no puedes renunciar a seguir viendo películas de terror, etc. Esto puede resolverse con una buena confesión y cumpliendo el canon impuesto por tu confesor.

El temor patológico más grave requiere de un cuidado especializado. Pero este tema es un poco delicado, porque a veces corremos demasiado pronto a buscar un especialista, y otras veces ni nos movemos cuando en verdad lo necesitamos.

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Uimiri, rostiri, pecetluiri, Editura Doxologia, p. 53)