Palabras de espiritualidad

¡Sigamos el ejemplo de las aves!

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

    Foto: Bogdan Zamfirescu

Translation and adaptation:

Nadie les insta a cantar. Ellas cantan solas. No les importa si hay o no hay quién oiga su canto. Pero, nosotros, tan engreídos, nos mantenemos en nuestra arrogancia.

Gracias a Dios, aún podemos ver aves... ¿Qué observamos en ellas? El gozo de la vida. Pero, a nosotros, que lo tenemos todo, nada nos contenta. Ellas, las aves, no se preocupan por nada, no tienen graneros que llenar con trigo, no tienen, de hecho, un trabajo específico, pero Dios las alimenta día tras día. Y en cualquier sitio hacen su nido, su refugio. Y le agradecen a Dios. Pero, insisto, nosotros, no.

Las aves glorifican sin cesar a Dios. Desde el amanecer y hasta después del mediodía no se detienen. Cuando empieza a atardecer se calman un poco. Después vuelan a buscar algo de comida, porque tienen que alimentar a la prole... Y luego vuelven a cantar.

Nadie les insta a cantar. Ellas cantan solas. No les importa si hay o no hay quién oiga su canto. Pero, nosotros, tan engreídos, nos mantenemos en nuestra arrogancia. No nos apetece cantar. Nada nos apetece. ¡Sigamos el ejemplo de las aves!

(Traducido de: Starețul Tadei de la Vitovnița, Cum îți sunt gândurile așa îți este și viața, Editura Predania, București, 2010, p. 114)