Palabras de espiritualidad

Silencio y humildad, el antídoto contra las tentaciones

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Dios no nos dio la vida para que nos perdiéramos entre preocupaciones y afanes inútiles, que son sólo argucias del demonio.

Padre, ¿cómo podemos vencer las tentaciones del maligno?

—Con el silencio y la humildad. Dios conoce todo lo que tiene y hace el humilde, y Sus ángeles elogian su virtud. Por eso es que los demonios le temen (al que es humilde). Luego, aprende tú también a serlo, manteniendo la compunción en tu corazón, para que el Espíritu Santo desee venir a morar en ti y pueda darte las fuerzas necesarias para rehuir las preocupaciones de este mundo. Te digo esto, porque veo que esas preocupaciones te están desviando del camino de Dios, ocupándote en cosas sin utilidad. Y nada de eso te ayudará cuando venga el Juicio. Dios no nos dio la vida para que nos perdiéramos entre preocupaciones y afanes inútiles, que son sólo argucias del demonio. ¡Que Dios nos libre de ello!

Entrégate completamente a Dios, esmerándote en cuidar solamente de tu alma, y Él te ayudará con tus demás necesidades. Porque, por mucho que cuides de tu cuerpo en esta vida, jamás podrás agregarle un palmo a tu estatura, como dice el Señor. ¿De qué podría servirnos tener todas las cosas que anhelamos, aunque lográramos acumularlas en nuestra bodega? Al final de la vida, todo eso se queda aquí, y nosotros, vacíos de toda virtud, pasamos a habitar una fosa. Y entonces, ¿qué bien material podría ayudarnos a obtener la salvación? Desde luego, ninguno, porque lo que entonces te anegará será el pesar, el dolor y el infierno eterno.

Por eso, acostúmbrate a orar sin cesar, con atención y serenidad. Piensa, hijo, y guarda en tu corazón lo que te estoy diciendo: apártate de las preocupaciones terrenales y aprende a vivir juiciosamente y de forma agradable a tu Señor y Dios.

(San Nifón de Constantiana)

(Traducido de: Un episcop ascet, Viața și învâțâturile Sfântului Ierarh Nifon, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 151)