Sobre el misterio de los pensamientos
Por medio de nuestros pensamientos virtuosos, serenos, sosegados y perfectos, nos influenciamos a nosotros mismos y propagamos esa paz a nuestro alrededor, en nuestra familia, en la sociedad y en todas partes.
De nuestros pensamientos brota todo, tanto el bien como el mal. De igual forma ellos se materializan. Y hoy podemos ver cómo todo lo que existe en este mundo y en el cosmos, no es sino el pensamiento de Dios materializado en el tiempo y el espacio. También nosotros fuimos creados a imagen y semejanza Suya. ¡Qué gran don se le otorgó al hombre, pero qué pocos entienden esto! Y tampoco entendemos que con nuestros pensamientos influimos en los demás. Podemos hacer un bien grande o un mal grande: todo depende de nuestros pensamientos y deseos. Por medio de nuestros pensamientos virtuosos, serenos, sosegados y perfectos, nos influenciamos a nosotros mismos y propagamos esa paz a nuestro alrededor, en nuestra familia, en la sociedad y en todas partes. Y es que nuestros pensamientos no sólo obran en esta tierra, sino también en el universo entero. Por eso, si nos atormentan pensamientos negativos, estamos enfrentando un gran mal. Cuando el mal mora en nosotros, se propaga también a los demás, a nuestra familia y al entorno en el que nos desenvolvemos. Así las cosas, podemos ser un gran bien o un terrible mal para los demás. ¡Y qué importante es ser un hombre bueno, por tu propio bien!
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Pace și bucurie în Duhul Sfânt, Editura Predania, București, 2010, p. 11)