Sobre el origen del dolor físico
Dios creó el cuerpo, pero no la enfermedad. Él creó el alma, pero no el pecado.
Por eso, cuando el cuerpo es abrumado por el sufrimiento, es por la misericordia de Dios, para que el alma pueda dominar sin obstáculos. Porque la enfermedad debilita las pasiones, ayudando al hombre a despertarse.
Sin embargo, algunas veces la enfermedad nace de las pasiones. En tales casos, extinguiendo el pecado, también desaparece la enfermedad. Sobre el pecado como origen de la enfermedad nos habla San Basilio el Grande, con estas palabras: “¿De dónde provienen las enfermedades? ¿De dónde salió la corrupción del cuerpo? Dios creó el cuerpo, pero no la enfermedad. Él creó el alma, pero no el pecado. Luego, ¿qué es lo más necesario? Desde luego, la unión con Dios y el convivir con Él, por medio del amor. Pero, perdiendo este amor, nos apartamos de la Gracia de Dios, sometiéndonos a distintos e innumerables sufrimientos. Quien aprende a enfrentar el sufrimiento con paciencia y agradecimiento, consigue que ese dolor se transforme en ganancia”.
(Traducido de: Arhimandrit Dosoftei Morariu, Sfântul Serafim de Sarov, 2002, p. 382)