Hay algo que debes tomar en cuenta, hombre, al interpretar las palabras del Apóstol Pablo sobre el respeto que tu esposa te debe: él se refería al respeto que profesa una mujer libre, no una esclava. Ya lo he dicho, tu esposa es tu cuerpo. Si quieres que ella te obedezca como una esclava, estás deshonrando tu propio cuerpo y te estás insultando a ti mismo.

¿Cuál es el contenido de este respeto? Que no se rebele en contra tuya, que no desee ser la soberana del hogar. Es suficiente con que su respeto se limite a esto. Si tu la amas tal y como Dios te lo mandó, estarás consiguiendo mucho. Y es que la naturaleza femenina es más débil y necesita siempre de un auxilio, de protección, ternura, cuidado. Ofrécele todo esto por amor, aún llegando al martirio por ella.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieţii, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, Galați, p. 110)