Palabras de espiritualidad

Sobre el valor del esfuerzo espiritual

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cuando, después de unas horas, volvió con el padre para manifestarle su descontento por no haber logrado nada, a pesar de tanto esfuerzo, este le dijo: “Créeme, también yo me he esforzado mucho en cultivar los dones que se me otorgaron”.

Un humilde campesino, lleno de curiosidad por saber cómo podía el venerable padre predecir el futuro y conocer los misterios del alma humana, se le acercó y le preguntó:

—¿Cómo puede usted saberlo todo y adivinar la vida de las personas, padre?

—Pero ¿qué tiene esto de asombroso? No es nada complicado. 

—¿Cómo que no es complicado? ¿Tan fácil le parece, padre?

—Facilísimo… ¿Quieres ser como yo?

—¡Por supuesto! ¡Enséñeme!

—Si insistes… Bien, lo primero que tienes que hacer es arrancarte una pestaña y hacerle dos nudos. Si lo logras, obtendrás el mismo don que yo.

—¿Y usted lo logró?

—¡Claro!

El inocente hombre intentó cumplir con la tarea asignada, pero, por más que se esforzó en hacer al menos un nudo en la pestaña, no lo consiguió.

Cuando, después de unas horas, volvió con el padre para manifestarle su descontento por no haber logrado nada, a pesar de tanto esfuerzo, este le dijo: 

—Créeme, también yo me he esforzado mucho en cultivar los dones que se me otorgaron. 

Y, diciendo esto, volvió a su celda.

(Traducido de: Vladimir ZnoskoSfântul Teofil cel Nebun pentru Hristos – Viața și acatistul, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 9)