Sobre la edad para el casamiento
Desde luego que no existe el hombre perfecto. Por eso debemos analizar cuáles defectos podemos soportar en la otra persona.
El momento de casarse alcanza a toda persona, a una edad que varía según cada caso.
El gran problema es si a los veintiséis años se puede administrar el Sacramento del Matrimonio, colocando la corona sobre las cabezas de los contrayentes. Se trata de si puedes recibir, o no, esa corona. Si se puede, entonces es algo maravilloso; si no, lo que sigue es complicado. Por eso, ya que cada uno se conoce a sí mismo, que se analice y ore, diciendo, “¡Señor, arréglalo todo de manera que sea de provecho para mí!”. Además, es bueno hacer algún acatisto durante cuarenta días y, después, decir, “Señor, que lo que ha de venir sea no como quiera yo, sino como creas Tú que es bueno, porque yo no consigo ver nada claro... ¡Ayúdame!”. ¡Y, cuando te des cuenta, recibirás una pequeña señal! Pero debes saber reconocerla y aceptarla también. Una pequeña señal. Hay alguno que te ha regalado flores no sé cuántas veces... Hasta que, bruscamente, dejó de hacerlo, te dijo un par de cosas en público; no sé qué más ha hecho, te ha puesto no sé en qué categoría, ¡pero tú sólo abres los ojos y no lo reconoces! Si te apartas de la voz de tu conciencia y empiezas a darle valor a ese gesto, entonces, ¡listo!, has llegado al punto. Porque una cualidad que tenías antes de casarte, después del matrimonio disminuye unas 10.000 veces, mientras que un defecto que tenías antes de casarte, después se amplifica 10.000 veces. Así que no se admite ningún compromiso.
Desde luego que no existe el hombre perfecto. Y, entonces, debes saber reconocer cuáles defectos puedes soportar. “¿Aguantaría que fume? No, no lo haría. ¿Y que blasfeme? No, tampoco. ¿Aguantaría que no sepa cocinar? Sí, lo soportaría. Yo sé cocinar, me puedo casar con alguien a quien no necesariamente le interese preparar comida. ¿Por qué? Porque puedo soportarlo. Bien. ¿Podría soportar que tenga un nivel académico más bajo? Sí. No me interesa. O talvez no, no lo soportaría. Porque, ¿cómo podría salir con él y con mis amigos, si yo tengo una carrera universitaria y él sólo llegó a la secundaria? No, imposible”. Pero, si lo soportas, se puede. Y así, en todo lo demás. Lo que ganas en una cosa, la pierdes en otra. Lo que encuentras de extraordinario en una chica o en un chico, en otra o en otro no lo hallarás. ¡La situación puede alargarse tanto, que podrías llegar, esperando, a la edad en la que hasta los mismos cánones dicen que ya no es posible celebrar el matrimonio! Y si esto te sucediera, sólo te quedará escribir un libro para que el mundo aprenda lo que sucede cuando te da por meditar las cosas largamente...
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soțul ideal, soția ideală, Editura Anastasis, Sibiu, 2011, pp. 201-202)