Sobre la indulgencia con nuestros semejantes
«Si el hombre llega al nivel de las palabras del Apóstol, quien dice que para el puro todo es puro (Tito 1, 15), empezará a considerarse a sí mismo como inferior a toda la creación».
Dijo el anciano Pimeno: «Si el hombre es capaz de negarse a sí mismo, podrá soportarlo todo» (...)
Dijo otra vez: «Si el hombre llega al nivel de las palabras del Apóstol, quien dice que para el puro todo es puro (Tito 1, 15), empezará a considerarse a sí mismo como inferior a toda la creación». Y dijo un hermano: «¿Cómo considerarme peor que los asesinos?». Y dijo el anciano: «Si el hombre llega a hacer realidad las palabras del Apóstol, al ver a un asesino, pensará: éste ha cometido solamente un pecado, pero yo mato a mis semejantes todos los días.»
Lo mismo le preguntó aquel monje al anciano Anuv. Y éste le respondió: «Si el hombre alcanza esta palabra y ve las debilidades de su hermano, con justicia las dejará pasar.» Y preguntó el monje: «¿Y cuál es esa justicia?». «Difamarse siempre a sí mismo», respondió el anciano.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a, revizuită, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 193)