Sobre la lucha con las huestes del mal
Quien luche con el demonio, siguiendo los mandamientos de Dios y las guías ofrecidas por los Santos Padres, tan experimentados en esta batalla y vencedores con la ayuda del Señor, puede confiar en que triunfará.
En el tropario dedicado a los santos mártires, decimos: “Porque aniquilaron los inútiles intentos de los demonios”. En verdad, la osadía de los demonios es inimaginable y pareciera no tener límite. Ellos tratan de tentar a todos, totalmente. Por ejemplo, cuánto atrevimiento demostraron al acercarse y atacar a los santos apóstoles, para “cribarlos como el trigo”. Sin embargo, la debilidad de los demonios es evidente para cualquier cristiano: no pudieron, sin permiso, hacer daño tan siquiera a unos cerdos (Marcos 5, 1-20). El Santo Apóstol nos explica con suficiente precisión que necesitamos de una fe fuerte para oponernos al demonio y hacerle huir (Santiago 4, 7; I Pedro 5, 8-9). ¡Que estas palabras nos ayuden! Quien luche con el demonio, siguiendo los mandamientos de Dios y las guías ofrecidas por los Santos Padres, tan experimentados en esta batalla y vencedores con la ayuda del Señor, puede confiar en que triunfará. El poder de Dios se revela en la debilidad (II Corintios 12,9).
(Traducido de: Sfântul Nicon de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 22)