Sobre la santidad
Los santos son personas verdaderas y no les falta nada de lo que es humano; la única diferencia es que en ellos el bien ha vencido al mal. A menudo vivimos cerca de santos y no los reconocemos.
Si hay unos que niegan la santidad, hay otros que exageran su carácter. La santidad es real, viva, natural, accesible. La posibilidad de la santidad es un don de la condición humana. La santidad no es una exageración, sino, al contrario, un estado de equilibrio y armonía que lleva a una vida llena de alegría. Los santos son personas verdaderas y no les falta nada de lo que es humano; la única diferencia es que en ellos el bien ha vencido al mal. A menudo vivimos cerca de santos y no los reconocemos.
Para llegar a una vida en perfección, al hombre se le concedió la Gracia Divina —energía no-creada— y por eso la salvación no es posible sin ella. Las personas en las que llega a reinar la Gracia son santas, porque la Gracia asienta al hombre en el orden divino a través de la santidad. Todos los hombres, dice la ciencia, emanan luz y energía, pero los santos irradian una luz no-creada, divina. Muchos reyes, soldados, filósofos, creadores y grandes dirigentes fueron santos y abrieron el camino a la santidad para todos los individuos del mundo, indiferentemente de su profesión, su nacionalidad, su sexo o edad.
(Traducido de: Ioan Ianolide, Întoarcerea la Hristos, Editura Christiana, București, 2006, p. 467)