Palabras de espiritualidad

Sobre los dones de la juventud y la utilidad de un programa de lectura y oración

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cuando eres joven, es bueno tener un programa, pero es más útil escuchar el ritmo de tu cuerpo, el ritmo de ser y el ritmo que Dios te dio al crearte.

Madre, díganos, ¿tenía usted algún programa especial de oración o lectura, cuando joven?

Tenía un programa de lectura. Leía mucho cada noche y dormía poco. Y no, no oraba, porque no creía en Dios. Buscaba una felicidad que encontré mucho más tarde. Tenía talentos y dones que no supe utilizar y otros que usé mal. Tenía muchos de esos dones maravillosos que llamamos “defectos”, que son también talentos, pero intentaba cambiarlos solamente por la vía “filosófica”, para transformarlos en virtudes, pero no lo conseguí. Ahora que he descubierto a Dios, he visto la forma en la que Él obra y he notado como hay algunos defectos que, poco a poco, han empezado a “oler” a cualidades, ¡y qué maravilla es esto!

Cuando eres joven, es bueno tener un programa, pero es más útil escuchar el ritmo de tu cuerpo, el ritmo de ser y el ritmo que Dios te dio al crearte: mañana, noche, mañana... si sigues ese ritmo, no sólo estarás gozando de tu juventud sino también de la presencia de Dios, haciendo ese “mucho” que demanda tu edad. Después de todo, no hay mayor problema si sobrepasas tus límites, siendo joven. Siento mucho no poder decirte cómo es un joven creyente, si antes no me explicas cómo eres tú.