Palabras de espiritualidad

Sobre una Luz que está más allá de las nubes…

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Pude vivir el cántico del peregrino como cuando, en los Maitines, pronunciamos en voz alta: “¡Gloria a Ti que nos mostraste la luz!”. Y volví a salir a la lluvia, mientras mi corazón entonaba la Doxología…

“¡Gloria a Ti que nos mostraste la luz!” es el comienzo de la Doxología, un himno que usualmente se canta en los Maitines, cuando el sol empieza a aparecer.

Vivimos un tiempo de ocaso espiritual, mismo que se ve reflejado en casi cada persona. Para algunos, lo que puede ofrecer el mundo contemporáneo —estabilidad laboral, vacaciones planificadas, una aparente seguridad—, ese enaltecimiento en una torre de Babel es el intento de vislumbrar a Dios. Para otros, descender es buscar a Dios: cuando llegan al “fondo del saco”, luego de haber agotado todos los recursos, todo el aliento, todas las “amistades” y la misma posición social, todo parece haberse terminado. Es entonces cuando empiezas a sentir que te falta algo, que hay algo en tu alma que clama a Alguien, buscando una relación más auténtica, más personal.

Hoy, aunque no se estaba celebrando ningún oficio litúrgico, como que había algo dentro de mí que percibía un cántico en la iglesia de nuestra skete; así, decidí ir a ver de qué se trataba. Ciertamennte, no se estaba oficiando nada, pero en la iglesia había una persona, una sola persona. Se trataba de un peregrino que había entrado para guarecerse de la lluvia torrencial que estaba cayendo. Y me dijo unas palabras que me llenaron de confianza en la existencia de nuevos brotes. Me asombró su sincera confesión de anhelar que Dios le dedicara —al menos— un pequeño instante. Le dije que vale la pena esperar ese momento, no solamente porque es algo importante, sino que desde siempre ha estado preparado para él, un momento de la eternidad que Dios nos dedica, cuando nuestro corazón lo siente. Y pude vivir el cántico del peregrino como cuando, en los Maitines, pronunciamos en voz alta: “¡Gloria a Ti que nos mostraste la luz!”. Y volví a salir a la lluvia, mientras mi corazón entonaba la Doxología…