“Tan sólo la fe correcta es fundamento y manantial de humildad. Cualquier otra creencia es producto del orgullo. El pensamiento humilde no es un desprecio a la conciencia, sino conocimiento de la gracia y la misericordia de Dios. Por eso, sólo quienes creen en el Dios verdadero, Aquel que descendió de los Cielos, pueden recibir el don de una mente humilde. Pero esto no significa subestimar nuestra conciencia de nosotros mismos. Sin esta conciencia, corremos el riesgo de volvernos orgullosos y, así, dejar de recibir la gracia. El pensamiento humilde, aunque viene de la gracia, profundiza en nosotros el ensimismamiento y nos ofrece el verdadero autoconocimiento.”

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 611 la Sfântul Ioan Scărarul, Cartea despre nevoinţe, în Filocalia IX, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, p. 294)