¡Solamente la humildad!
Algunos de los Santos Padres consideran que la humildad es la virtud más grande. ¿Nos podría decir cuáles son los criterios para definir algo así?
—De hecho, (la humildad) es redentora. Pero, les pido disculpas, quiero hacer una rectificación: “¡La humildad nos lleva hasta Dios, y el amor nos hace gustar a Dios!”. El amor, pero un amor humilde. La humildad, ¡solamente la humildad! El único camino es el de la humildad. Una vez, estando en Grecia, se me acercó una monja y me pidió que le escribiera algo en una postal. Le escribí: “¡Solamente la humildad!”. Y lo entendió en el acto, porque, cuando otra monja le tradujo en voz alta lo que yo acababa de escribir, inmediatamente cayó de rodillas. Se dio cuenta de la importancia de la humildad. Sabía que, en verdad, ese es el camino. Cristo Mismo se humilló, siendo Dios, siendo el Soberano, Quien, por Su inmenso amor, hace que vivamos nosotros y también el más ínfimo retoño de hierba. Si Cristo Mismo se hizo humilde, ¿cómo es posible que nosotros no podamos hacerlo?
(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Ne vorbește Părintele Arsenie, vol. I, Editura Mănăstirii Sihăstria, 2010, p. 96)