¡Solamente lucha, hermano!
¡Nada está perdido, si la fe permanece en pie, si la cabeza se yergue de nuevo y el alma no abdica!
No oramos con atención y nos cuesta concentrarnos en nuestros trabajos de obediencia… ¿qué podemos hacer, padre?
—¡Hijo, si has espabilado, es que no estás perdido! Esas contrariedades no tienen ningún valor. ¡Nada está perdido, si la fe permanece en pie, si la cabeza se yergue de nuevo y el alma no abdica! Me gusta insistir en esto: ¡no te pierdas! Cuando notas que no has hecho algo, es que no estás perdido. Aún te hallas en una buena posición. Porque, si no estuvieras en una buena posición, no te darías cuenta de que has hecho algo mal. Estás en una buena posición, solamente que a veces te dejas llevar por el impulso de tu devoción, que a veces supera tus propias fuerzas, queriendo hacer cosas de más. ¡Pero no! ¡Solamente dedícate a barrer, que esa es la responsabilidad que se te asignó! Y calla, sin juzgar a nadie. ¡Si no has murmurado en contra de nadie, será mucho lo logrado en el día! ¡Pero tienes que luchar!
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ed. a 2-a, vol. 2, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 132)