Sólo Dios conoce el corazón del hombre
No es suficiente honrar a Dios con los labios: debes honrarlo también con tu corazón. Esta es la justicia interior, más grande que la de los escribas y los fariseos.
Nuestro Señor Jesucristo dijo: “No todo el que me diga «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.”
Luego, no basta con decir “Señor, Señor”, sino que debes cumplir con la voluntad de Dios. No es suficiente honrar a Dios con los labios: debes honrarlo también con tu corazón. Esta es la justicia interior, más grande que la de los escribas y los fariseos: „¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, ¡hipócritas!, porque limpian el exterior del vaso y del plato (es decir, les interesa sólo lo que se ve), pero por dentro son impuros (no les interesa el estado de su corazón, de aquello que sólo Dios puede ver)”. Y luego viene el correctivo: “¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio”.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Părăian, Cuvinte către tineri, Editura Omniscop, Craiova, 1998, p. 39)