Sólo Dios puede darte la ansiada victoria
Jamás y de ninguna manera confíes sólo en tí, sino en Dios. El Reino de los Cielos se muestra a los niños, pero se esconde de los que se creen sabios y diestros.
Los Santos Padres dicen al unísono: lo más importante para el hombre es no confiar nunca sólo en sí mismo, sino en Dios. La lucha que te espera es dura y tus humanas fuerzas son demasiado débiles para hacerle frente. Si te atienes sólo a ellas, caerás pronto exhausto y sin ánimo de seguir peleando.
Sólo Dios puede darte la ansiada victoria. Porque, ¿Cómo puede alguien recibir consejo y auxilio, cuando se cree sabio y todopoderoso, de tal forma que no necesita ninguna guía y recomendación? La soberbia es una muralla que no deja pasar ningún rayo de luz. Dice el Evangelio que el Reino de los Cielos se mostró a los pequeños, escondiéndose de los que se creen sabios y diestros (Mateo 11, 25).
(Traducido de: Tito Colliander, Calea Asceţilor, traducere de Preot Dan Bădulescu, Editura Scara, Bucureşti, 2002, p. 7)