¿Son importantes las fórmulas fijas en la oración?
Es verdad que las palabras pueden ser imperfectas, pero en una oración cada palabra tiene un propósito y una acción.
Cada oración tiene una fórmula. Incluso la oración más corta, la “Oración de Jesús”, llamada también “Oración del corazón” o “de la mente”, u “Oración de la mente en el corazón” —“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”—, tiene esta forma. Es una fórmula adoptada desde la antigüedad, desde los primeros siglos del cristianismo y que es utilizada en la práctica hesicasta, tratándose de una oración permanente, tanto en estado de vigilia como durante el sueño. Para esto, presupone de una práctica larga y controlada. Luego, la estructura de toda oración está conformada por palabras.
Es verdad que las palabras pueden ser imperfectas, pero en una oración cada palabra tiene un propósito y una acción. Es una palabra que no se reduce ya a la filología, sino que se vuelve teología, es decir un hablar sobre Dios o con Dios.
(Traducido de: Mitropolitul Bartolomeu Anania, Rugăciunea, izvor de putere în încercările vieţii, Ed. Doxologia, pp. 41-42)