También las enfermedades tienen su razón de ser
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Algunas veces Dios consiente que suframos de algún padecimiento físico, para librarnos o evitar que caigamos en alguna enfermedad espiritual, sabiendo que estas últimas son incomparablemente más graves que cualquier dolencia del cuerpo.
Los padecimientos físicos no siempre le son enviados al hombre por Dios como castigo por sus pecados, sino que algunas veces Él los consiente para librarnos o evitar que caigamos en alguna enfermedad espiritual, sabiendo que estas últimas son incomparablemente más graves que cualquier dolencia del cuerpo.
(Traducido de: Sfântul Antonie de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 43)
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