Palabras de espiritualidad

¡Tengo que hacerme humilde y reconocerme pecador!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Si Job dijo “estoy lleno de ignominia, embriagado de aflicción” (Job 10, 15) y si la palabra “lleno” demuestra que ya no se puede agregar nada más, ¿qué puedo decir de mí mismo, que me encuentro en lo profundo de la maldad? 

“Aguzan su lengua igual que una serpiente, veneno de víbora hay bajo sus labios” (Salmos 139, 3). No dice “bajo su corazón”, sino “bajo sus labios”, porque “de lo que rebosa el corazón habla la boca” (Lucas 6, 45). Para entender esto, bien podríamos valernos del siguiente ejemplo: si arrojamos suficiente veneno en un depósito, este se llenará a rebosar y la ponzoña empezará a derramarse. Lo que ya no cabe se asemeja al exceso de maldad que nuestra boca saca afuera. ¡Imáginemonos qué se esconde en nuestro interior!

Manteniendo esto en mente, el abbá Zósimo decía lo siguiente, con gran dolor en su alma: “Aquel que nos ofende nos dice la verdad amarga y cruda, pero no en su totalidad, porque, si conociera todo lo que hay oculto en nuestro corazón, ni siquiera voltearía a vernos, como si fuéramos miseria o basura”

Si Job dijo “estoy lleno de ignominia, embriagado de aflicción” (Job 10, 15) y si la palabra “lleno” demuestra que ya no se puede agregar nada más, ¿qué puedo decir de mí mismo, que me encuentro en lo profundo de la maldad? ¡Si todas las personas que me rodean se conviertieran en lenguas y me juzgaran, no serían suficientes para describir mi deshonra!

(Traducido de: Arhimandritul Vasilios Bacoianis, Nu te mai suport! – Arta împăcării cu tine însuţi şi cu ceilalţi, traducere din limba greacă de Pr. Victor Manolache, Editura de Suflet, Bucureşti, 2011,pp. 30-31)