Palabras de espiritualidad

¡Tienes que dejar atrás la vanidad del mundo para poder crecer!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

En tanto no salga del cascarón del mundo, todo esfuerzo del hombre por crecer espiritualmente será en vano. ¿Por qué? Porque le falta la vida verdadera y, por tal razón, no puede crecer en el Señor.

Recuerdo que, una vez, siendo yo apenas un niño, tuve a mi cargo el cuidado de algunos huevos a los que les iba llegando el momento de eclosionar. Aún me acuerdo de mi emoción cuando empezaron a salir, poco a poco, uno tras uno, los frágiles polluelos que había en su interior. Pero también había un polluelo que no lograba salir del cascarón. Bregaba y luchaba por conseguirlo, pero era inútil. El huevo “caminaba” por toda la casa y nosotros, los niños, no podíamos dejar de reír. Obviamente, el polluelo estaba vivo. Daba señales de vida, pero le faltaba la vida verdadera, encerrado en su cascarón.

Esto es lo que pasa con el cristiano que quiere salvarse sin salir del mundo. Sus esperanzas son buenas. Da señales de vida espiritual, pero, en tanto no salga del cascarón del mundo, todo seguirá siendo en vano. ¿Por qué? Porque le falta la vida verdadera y, por tal razón, no puede crecer en el Señor.

(Traducido de: Preotul Iosif TrifaSă creștem în Domnul!, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2010, p. 20)