Palabras de espiritualidad

Tierra fértil para el Evangelio del Señor

  • Foto: Benedict Both

    Foto: Benedict Both

¡Amados hijos, no cierren sus corazones a recibir el Evangelio y no lo dejen morir en sus mentes entre tantos afanes terrenales!

Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna” (Gálatas 6, 7-8) “    “Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos” (Salmos 125, 5). Estemos atentos, hermanos, recordemos aquellas palabras: “Salió un sembrador a sembrar su semilla” (Lucas 8, 5). ¿Quién salió a sembrar? El Buen Sembrador, nuestro Señor Jesucristo. ¿Qué fue lo que sembró? La Palabra del Evangelio, Sus santos mandamientos. ¿Y en dónde sembró Él, en la tierra? En los corazones de los hombres, en todos los rincones del mundo. Sin embargo, no todos escuchan la voz de Su Evangelio y no todos la cumplen, como semilla del Señor que ha caído en buena tierra, para dar frutos, sino que con indolencia reciben la palabra en una tierra congelada y entre malezas; y, preocupados por todo lo que concierne a las riquezas y apetitos terrenales, desprecian la semilla del Señor y no dan frutos. ¡Pero ustedes, amados hijos, no cierren sus corazones a recibir el Evangelio y no lo dejen morir en sus mentes entre tantos afanes terrenales! ¡Es suficiente con lo realmente necesario y con los alimentos!

(Traducido de: Sfântul Iov de la Poceaev, Viața, Cuvinte de învățătură, Acatistul, traducere de Gheorghiță Ciocoi, Editura Sophia, Cartea Ortodoxă, București, 2008, pp. 71-72)