Todo lo que puede lograr la auténtica humildad
Si el hombre se humilla ante Dios, la creación entera se humilla ante él. “La verdadera humildad proviene del conocimiento, y el verdadero conocimiento es fruto de las pruebas”.
Si el hombre se humilla ante Dios, la creación entera se humilla ante él. “La verdadera humildad proviene del conocimiento, y el verdadero conocimiento es fruto de las pruebas”. En otras palabras, el conocimiento procede de la lucha contra las tentaciones.
La naturaleza humana se hace capaz de la verdadera contemplación, cuando es purificada de las pasiones por medio de la práctica de las virtudes. La verdadera contemplación, tanto del mundo material e inmaterial como de la Santísima Trinidad, es un don que Cristo nos concede. Él les otorgó esa contemplación a los hombres, “cuando Él, en Su propia Persona divina, realizó la restauración de la naturaleza humana y, con Sus vivificadores mandamientos, nos iluminó el camino a la verdad”. La naturaleza humana se vuelve capaz de la verdadera contemplación, solamente cuando el hombre se desviste del viejo Adán, por medio del sufrimiento, cumpliendo los mandamientos y enfrentando distintas aflicciones.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, Traducere: prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 71)