Palabras de espiritualidad

Todos tenemos que aprender a ser humildes

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La resistencia y la venganza avivan la maldad, que de una sola persona termina extendiéndose y contagiando a familias enteras, para después pasar de generación en generación.

“Yo os digo que no hagáis frente al que os ataca”; en otras palabras, sacrifícate ante el egoísmo y la maldad de los otros.

“Pero ¿cómo se puede vivir así?”. No te intranquilices. Quien nos dio ese mandato es nuestro Protector y nuestro Guía. Si deseas, totalmente y con toda el alma, vivir sin oponerte a nadie que te haga el mal, el Señor Mismo te concederá la forma de vivir, no solamente con la capacidad de soportar todo, sino incluso haciéndote feliz en esa empresa. Sumado a esto, muchas veces ocurre que nuestra oposición termina haciendo más fuerte al adversario, incitándolo a causarnos más sinsabores, en tanto que, si demostramos que somos pacientes, lo desarmamos y lo apaciguamos.

Y es que, si eres paciente desde las primeras arremetidas de la maldad, los demás se apiadarán de ti y te dejarán en paz. Por otra parte, la resistencia y la venganza avivan la maldad, que de una sola persona termina extendiéndose y contagiando a familias enteras, para después pasar de generación en generación.

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulTâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, pp. 94-95)

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