Tres pecados de los que debemos cuidarnos
De todos los pecados mencionados en los Santos Evangelios, nuestro Señor Jesucristo eligió tres para pedirle con vehemencia a los hombres renunciar a ellos.
De todos los pecados mencionados en los Santos Evangelios, nuestro Señor Jesucristo eligió tres para pedirle con vehemencia a los hombres renunciar a ellos:
– La falta de fe en Dios: “El que crea y se bautice se salvará; el que se niegue a creer se condenará. ” (Marcos 16, 16);
– La instigación al pecado, entendida como inducir a otros a desviarse de la fe. Dice el Señor sobre los que hacen caer en tentación a su hermano, “mejor sería que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello, ” (Lucas 17, 2), es decir, que sería mejor que se ahogaran, que provocar que otro se aleje de la fe;
– El tercer pecado que señala el Señor, especialmente, es la falsedad (cuando te muestras de una forma diferente a cómo eres en realidad por dentro). Esta fue la razón por la que reprendió a los fariseos, asemejándolos a sepulcros blanqueados, adornados por fuera, pero llenos de muerte por dentro (Mateo 23, 27).
Así pues, si nos ganamos a nuestro hermano, a Dios mismo hemos ganado.
Pero si hacemos que nuestro hermano peque, si lo desviamos, si lo llevamos a la confusión, a la perdición, le estamos fallando a Cristo.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Pârâian, Cuvinte către tineri, Editura Omniscop, Craiova, 1998, p. 12)