Tres razones por las cuales tu petición no se cumple
Qué alegría enorme obtendrán, hermanos míos, cuando al enfrentar ciertas tentaciones, conozcan que la paciencia nace al ser probada la fe.
Hay tres motivos por los cuales nuestro Bondadoso Dios no atiende nuestras peticiones y permite que seamos sometidos a pruebas.
En primer lugar, para que nos demos cuenta de nuestra debilidad, para que rompamos las cadenas de la auto-complacencia y la vanidad y para que confiemos con humildad, poniendo toda nuestra esperanza en Él.
En segundo lugar, para fortalecernos en la paciencia con esperanza, que ofrece muchísimos frutos espirituales al alma, así como nos lo confía el apóstol: “Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas. Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada.” (Santiago 1, 2-4).
Y en tercer lugar, porque cual sabio médico, el Señor a veces rechaza nuestros deseos y permite que vengan a nosotros amarguras y caídas, para que nuestra mente y corazón se alejen de la veneración a lo material, de la servidumbre a lo mundano, llamándonos a buscar el Reino de los Cielos y las bondades eternas. “No se pueden equiparar esas ligeras pruebas que pasan aprisa con el valor formidable de la gloria eterna que se nos está preparando. Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; porque las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles son para siempre.” (II Corintios 4, 17-18).
(Traducido de: Sfântul Dimitrie al Rostovului, Abecedar duhovnicesc, Editura Egumenița, Galați, p. 75)