Un adversario implacable de nuestra inclinación a obrar mal
La conciencia seguirá acompañando al hombre hasta la llegada del estremecedor Juicio de Cristo. Y ahí evidenciará a aquel que no la haya escuchado.
Matar la conciencia es, de hecho, imposible. Ella seguirá acompañando al hombre hasta la llegada del estremecedor Juicio de Cristo. Y ahí evidenciará a aquel que no la haya escuchado. Según la interpretación de los Santos Padres, el adversario del hombre —mencionado en el Evangelio según San Mateo, capítulo 5, versículo 25— es, justamente, la conciencia. Y es que, en verdad, ella es un adversario, porque se opone a todo lo que emprendamos, que sea contrario a la Ley de Dios. Por eso, hermano, tienes que estar en paz con ese adversario, en tu camino al Cielo, durante tu paso por este mundo, para que no te delate cuando se decida tu suerte en la eternidad.
(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cuvinte către cei care vor să se mântuiască, Traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2000, p. 42)