Un canto a la luz de Cristo
En la antigüedad, se entonaba con la llegada del ocaso, cuando en el centro de la iglesia era colocada una candela encendida.
El momento central, que tiene la mayor carga espiritual en el oficio de las Vísperas, es la unión de las voces, tanto de los clérigos como de los fieles congregados, al cantar el himno “Luz apacible”. Conocido como el himno cristiano más antiguo, conservado hasta hoy en los oficios de la Iglesia Ortodoxa, este canto nos habla de nuestro Señor Jesucristo como luz del mundo. En la antigüedad, se entonaba con la llegada del ocaso, cuando en el centro de la iglesia era colocada una candela encendida.
Aunque actualmente se le conoce con ese nombre, “Luz apacible”, este canto tiene otra connotación. En el griego antiguo, que es una lengua muerta, utilizada únicamente en el culto litúrgico de la Iglesia Ortodoxa de Grecia, este canto es traducido como “Luz gozosa”. Así, se acentúa el carácter cristológico del canto, en el que nuestro Señor Jesucristo es la “luz que trae alegría, una luz regocijante”. La alegría subrayada por el griego se refiere a la reconciliación que Cristo obró entre Dios y la humanidad, con Su Sacrificio en la Cruz.