Palabras de espiritualidad

Un corazón agradecido es lo que Dios espera de cada uno

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La enfermedad del cuerpo es más valiosa que el ayuno y la paciencia agradecida del enfermo está por encima de cualquier sacrificio del cuerpo.

Dijo un anciano monje: “Hijos y hermanos míos, entendamos todo esto: ninguna de nuestras buenas acciones o virtudes es tan agadable y tan amada por Dios, como cuando el hombre le agradece en medio del dolor.

En verdad, no hay nada que agrade tanto a Dios, como ver a alguien soportando con alegría las aflicciones (por ejemplo, la enfermedad, la envidia de los demás, las persecuciones y otras tribulaciones).

Del mismo modo, Dios no exige ayuno y continencia en la comida y la bebida —o cualquier otro esfuerzo o sacrificio con el cuerpo— a quienes padecen de alguna enfermedad. Lo único que Él les pide es misericordia y oración, manteniendo siempre la mente dirigida a su Creador. Y es que el ayuno y el esfuerzo físico tienen como propósito vencer las malas inclinaciones que son naturales del cuerpo, valiéndose, para esto, de la abstinencia de cualquier apetito impuro y cualquier pasión.

La enfermedad del cuerpo es más valiosa que el ayuno y la paciencia agradecida del enfermo está por encima de cualquier sacrificio del cuerpo.

Es por eso que al enfermo no se le pide ni el ayuno, ni la continencia, ni cualquier otro sacrificio. Al contrario, su deber es agradecer a Dios con fervor y con todo el corazón, pidiéndole que le conceda la paciencia que necesita".

(Traducido de: Sfântul Ioan Iacob de la Neamț-HozevitulPentru cei cu sufletul nevoiaș ca mine... Opere complete, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 423)