Palabras de espiritualidad

Un cristianismo verdaderamente activo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El trabajo social es algo que tiene su origen en Jerusalén, después de la Resurrección del Señor. Ahí se fundaron los primeros comedores sociales, en los cuales sirvieron los primeros siete diáconos, como aparece consignado en los Hechos de los Apóstoles.

La asistencia social es algo de lo que se ha empezado a hablar con fuerza en las últimas décadas. No solamente entendida como caridad, sino, en general, como una manifestación del amor cristiano. Pero, en realidad, es algo que tiene su origen en Jerusalén, después de la Resurrección del Señor. Ahí se fundaron los primeros comedores sociales, en los cuales sirvieron los primeros siete diáconos, como aparece consignado en los Hechos de los Apóstoles. El Apóstol de las naciones, Pablo, fue también el primer trabajador social. A la vez que predicaba el Evangelio, puso en práctica la recolección o colecta del amor, que también ha recibido otros nombres. También los obispos han sido trabajadores sociales, como sucesores de los apóstoles.

En tiempos de los sínodos, como todos sabemos, surgió la Basiliada, obra de San Basilio el Grande. En Constantinopla había comedores para siete mil pobres, y en Alejandría se crearon las primeras maternidades. No solamente los obispos, sino también reyes y monjes participaron en tales obras de amor. Para todos ellos, la Ortodoxia fue al mismo tiempo un trabajo lleno de virtud.

(Traducido de: Părintele Efrem AthonitulDespre credință și mântuire, tradusă de Cristian Spătărelu, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 7)