Palabras de espiritualidad

Un deber esencial del cristiano

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¿Es que tus semejantes, quienes viven en la infelicidad, no necesitan de tu compasión y tu bondad?

El padre Serafín nos exhorta a ser amables y bondadosos con todos, porque todos somos unos necesitados, todos estamos enfermos. No hay nadie que esté sano en su alma. Aunque nos parezca que a los demás les va bien, si te detienes a pensar en el propósito original del hombre, y en lo que ha llegado a ser en realidad, no te queda más que llorar por su desgracia y la tuya. A esto se suman las dificultades de la vida; basta con leer el periódico y verás cómo la humanidad se agita entre el dolor y el sufrimiento. ¿Es que tus semejantes, quienes viven en la infelicidad, no necesitan de tu compasión y tu bondad?

Cada persona que el Señor pone en tu camino debe sentir que la amas, que deseas su bien y que tienes un deseo ferviente de ayudarla. Es decir, tienes que lograr que todos sientan tu amor. ¿Y cómo no amar a todos, cuando todos nuestros semejantes tienen un gran valor ante los ojos de Dios? ¿Cuando cada uno, como dice Dostoyevski, por pequeño e insignificante que parezca, tiene un destino grandioso y conmovedor, digno de atención y de compasión? Porque fue por todos, sin excepción, que Cristo se encarnó y se sacrificó.

El padre Serafín insistía mucho en que nunca valoramos a las personas como deberíamos, y por eso, a aquellos que parecen ser menos dignos de honor, precisamente a esos debemos recibir con más honor (cf. I Corintios 12, 23). 

(Traducido de: Jean-Claude LarchetȚine candela inimii aprinsă. Învățătura părintelui Serghie, Editura Sophia, București, 2007, p. 97)