Un ejemplo de inocencia
Luego de tomar todo lo que les pareció valioso, los maleantes partieron. Sin embargo, olvidaron llevarse una pequeña bolsa que contenía algunas monedas, y que el monje mantenía en un rincón de su celda.
He aquí un relato de gran utilidad, extraído del Paterikon: «Una vez, dos malhechores entraron en la celda de un anciano monje, y le dijeron: “¡Hemos venido a llevarnos todo lo que tienes!”. Y el monje les respondió: “¡Todo lo que os sea de provecho, hijos, es vuestro!”. Así, luego de tomar todo lo que les pareció valioso, los maleantes partieron. Sin embargo, olvidaron llevarse una pequeña bolsa que contenía algunas monedas, y que el monje mantenía en un rincón de su celda. Este último, al notar el descuido de los bandidos, tomó la bolsa y corrió tras ellos, gritando: “¡Hijos! ¡Habéis olvidado esta bolsa con dinero!”. Los ladrones, asombrados por la inocencia del anciano, se llenaron de un profundo arrepentimiento y le devolvieron sus cosas. Al salir, se decían los unos a los otros: “¡En verdad, este es un hombre de Dios!”.»
(Traducido de: Sfântul Iov de la Poceaev: viața, cuvinte de învățătură, acatistul, Ed. Sofia, 2008, p. 38)