Un ejemplo de la oración que nos redime
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El recogimiento y la oración favorecen el cultivo de las virtudes: purificando la mente, la hacen capaz de discernir con facilidad.
He aquí cómo tienes que orar: “¡Señor, concédeme morir cristianamente! ¡No me abandones, Señor, cuando vengas con Tu estremecedor Juicio, y no me prives del Reino de los Cielos! ¡Oh, Reina de los Cielos, no te apartes de mí!”.
El recogimiento y la oración favorecen el cultivo de las virtudes: purificando la mente, la hacen capaz de discernir con facilidad.
(Traducido de: Sfântul Serafim de Sarov, Rânduieli de viață creștină, Editura Sophia, București, 2007, p. 15)
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