Un elemento vital para una sana vida conyugal
Solamenente las personas que han logrado limitar su narcisismo y su egoísmo, desarrollando una fina sensibilidad ante las necesidades del otro, pueden tener esa capacidad de adaptación.
Una vez celebrada la boda, los esposos tienen que iniciar el esfuerzo de adaptarse a las diferencias que existen entre ellos y desarrollar su vida en común, descubriendo las zonas en las que tienen intereses comunes, así como las zonas en donde las diferencias los pueden enriquecer y darles la posibilidad de conocerse y gozar de cosas nuevas.
Reconociendo el hecho de que los recién casados tienen que pasar por un período de acomodamiento, el Antiguo Testamento enuncia: “Si un hombre está recién casado, no irá a la guerra ni se le molestará con otro servicio. Que esté exento de todo durante un año para así quedar en su casa y hacer feliz a su esposa” (Deuteronomio 24, 5). La rigidez genera problemas en el matrimonio, en tanto que la adaptabilidad es una piedra angular para una sana vida conyugal. (...)
Esta capacidad y el deseo de adaptarse implican, desde luego, una madurez y un considerable desarrollo espiritual para los esposos. Solamenente las personas que han logrado limitar su narcisismo y su egoísmo, desarrollando una fina sensibilidad ante las necesidades del otro, pueden tener esa capacidad de adaptación.
(Traducido de: Pr. Filoteu Faros, Pr. Stavros Kofinas, Căsnicia: dificultăţi şi soluţii, traducere din limba greacă de pr. Şerban Tica, Editura Sophia, Bucureşti, 2012, pp. 108-109)