Un llamado a apartar del corazón todo lo que no es esencial
Aleja el mundo de ti, corazón mío, y entonces verás cuán débil es. Y después examínate a ti mismo y sentirás una fuerza inaudita. El mundo nos parece fuerte solamente cuando le servimos como esclavos.
Rompe, corazón mío, lo más rápido que puedas, los nudos de las pasiones, los cuales se han enredado con los deseos y emociones que se combinan entre sí y regresan otra vez. Es más fácil romper los hilos individuales de los deseos y las emociones, que los nudos de las pasiones. De cualquier manera, tienes que romperlos, aunque esto te haga sangrar, si quieres una nueva infancia, una nueva juventud, más bella y más eterna que tu antigua juventud. Aleja el mundo de ti, corazón mío, y entonces verás cuán débil es. Y después examínate a ti mismo y sentirás una fuerza inaudita. El mundo nos parece fuerte solamente cuando le servimos como esclavos.
Y serás tan infinito como la eternidad, y la eternidad misma vendrá a morar en ti. ¡Oh, Señor en Trinidad, Tú tienes un corazón que no tiene oscuridad y está libre del mundo! ¡Aparta de mi corazón a los extraños que no han sido invitados a entrar en él, esos que lo han ensuciado con las tinieblas! ¡Haz que mi corazón brille! ¡Haz que la oscuridad siga flotando alrededor de mi corazón, pero sin envolverlo jamás!
¡Haz que mi corazón sea el de un hijo y el de un señor, y no el de un mercenario y un malhechor! ¡Concédeme el corazón de Jesús, a cuyo alrededor la oscuridad esperó en vano para entrar, porque nunca pudo hacerlo! ¡Oh, Reina de la belleza celestial, abraza mi corazón con un amor de madre! ¡Oh, Santísimo y Todopoderoso Espíritu, haz que mi corazón dé frutos de un amor celestial, de manera que todo lo que nazca y crezca en él no sea solamente de carne y de sangre, sino de Ti, mi Santo Espíritu y Señor!
(Traducido de: Sfântul Ierarh Nicolae Velimirovici, Noul Hrisostom, Episcop de Ohrida şi Jicea, Rugăciuni pe malul lacului, traducere de Paul Bălan, Editura Anestis, 2006, pp. 91-92)