Palabras de espiritualidad

Un llamado a controlar lo que decimos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Qué difícil es edificar la morada espiritual (la salvación), y tú, con una sola palabra, en un solo instante lo destruyes todo! 

Quien sea capaz de refrenar y controlar su lengua, también podrá controlar y refrenar su cuerpo. El hombre que sepa dominar su lengua, se verá libre de cualquier mal causado por esta. La lengua es un mal desatado. Muchos han caído atravesados por la espada, pero son más los que han caído por no haber sabido controlar su propia lengua. La lengua, de hecho, es una espada de doble filo, que casi sin notarse atraviesa el cuerpo y el alma de los que hablan mucho y en vano.

¡Oh, lengua, enemigo de mi devoción! ¡Oh, lengua, perdición mía, espíritu del maligno! ¡Qué difícil es edificar la morada espiritual (la salvación), y tú, con una sola palabra, en un solo instante lo destruyes todo! Ciertamente, el sabio es un hombre que ama el silencio.

(Traducido de: Sfântul Cuvios Paisie Velicikovski de la Neamț, Crinii țarinei sau Flori preafrumoase adunate pe scurt din Dumnezeiasca Scriptură, Editura Bisericii Ortodoxe din Moldova, Orhei, 1995, p. 16)

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