Palabras de espiritualidad

Un necesario cambio de rumbo en nuestra vida

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El amor verdadero “no busca su propio interés”, se ofrenda, se entrega. El hombre se ofrenda a Dios y a su semejante.

El arrepentimiento, la enmienda, el abandono del pecado, la transformación y la rectificación en la forma de vida consiste en que el hombre deje de moverse solamente hacia sí mismo, que deje de ser egoísta y de amarse a sí mismo, buscando solamente su propio interés y satisfacción. El hombre tiene que dirigirse hacia Dios. Este movimiento es justamente el amor. El amor al prójimo está dentro del mismo espíritu.

En nuestros días, el “amor” consiste en buscar cómo alimentar el ego propio, en procurarse solamente lo mejor para sí. Al contrario, el amor verdadero “no busca su propio interés”, se ofrenda, se entrega. El hombre se ofrenda a Dios y a su semejante. Cuando el hombre se arrepiente y acude a confesarse, no basta con que reconozca determinadas cosas, sino que tiene que cambiar fundamentalmente, desde la raíz. Si la inclinación que tienes se dirige hacia tu ego, es para tu propia satisfacción, para que te sirvas y cuides de ti mismo, para que alimentes tu propio ídolo; aunque te enmiendes, aunque hagas un sinfín de cosas buenas y las hagas bien, todo eso no será más que pecado.

El hombre tiene que dirigirse hacia Dios y ese cambio de rumbo es el arrepentimiento. El arrepentimeinto significa una transformación. El hombre renuncia a sí mismo, renuncia a todo lo que hace para justificarse a sí mismo y dirige sus pasos hacia Dios.

(Traducido de: Arhimandritul Simeon Kraiopoulos, Adame, unde ești? Despre pocăință, traducere de Preot Victor Manolache, Editura Bizantină, București, 2008, pp. 80-81)