Palabras de espiritualidad

Un privilegio que no todos apreciamos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

¡Qué honor tan grande le concedió Dios al hombre, permitiéndole acercársele por medio de la oración, la comunión, la contrición, la gratitud y la doxología!

Debes estar atento para que, al orar, no haya ninguna barrera y ningún obstáculo entre tú y Dios, o entre la Madre del Señor y tú, o entre los santos y tú. Ni siquiera la más ínfima duda, ni una pizca de desidia, frialdad o animadversión en contra de tu semejante, ni el más insignificante rastro de las pasiones. Debes hacer que tu alma se encuentre frente a frente con Dios, sin que el pecado se interponga entre los dos. ¡Qué honor tan grande le concedió Dios al hombre, permitiéndole acercársele por medio de la oración, la comunión, la contrición, la gratitud y la doxología! ¡Qué privilegio tan grande representa tener un camino abierto, día tras día, hacia algún rey de este mundo, y verlo de frente, conversar con él, y ser amigos suyos! Si esto ocurre con un rey terrenal, ¡imaginémonos lo inefable de tener el mismo privilegio, pero ante el Rey de los siglos (I Timoteo 1, 17), inmortal y eterno, y poder gozarnos de Su maravillosa bondad, belleza, dulzura, felicidad, justicia y santidad!

(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronștadt, Liturghia – cerul pe pământ, Editura Deisis, 2002, p. 342)