Un relato que nos anima a honrar a la Madre del Señor y nos recuerda su inmenso amor
La solemnidad del ícono de la Madre del Señor “Acuchillada” (Esfagmeni), del Monasterio Vatopedi, tiene lugar cada año, el 21 de enero.
El ícono de la Madre del Señor “Acuchillada” (Esfagmeni) data del siglo XIV, y se encuentra en el Monasterio Vatopedi, en el Santo Monte Athos, en la capilla dedicada al Santo y Gran Mártir Demetrio. El ícono recibió ese nombre, a partir del suceso que relatamos a continuación:
Un hierodiácono que tenía la función de sacristán, debido a sus múltiples tareas, solía llegar tarde al comedor del monasterio. Cierta vez se demoró tanto, que, al llegar, el cocinero se negó a servirle algo de comer, recordándole que en el monasterio hay una hora establecida para ello. Encendido de cólera, el diácono regresó a la iglesia y , deteniéndose ante el ícono de la Madre del Señor, no se le ocurrió ponerse a orar y pedirle su auxilio, sino que le dijo:
—¿Cuánto tiempo te he servido? Me he esforzado mucho, aunque no tenga cómo demostrarlo. ¿Y a ti ni siquiera te importa si tengo o no algo de comer?
Furioso, tomó un cuchillo y golpeó el ícono, justo en la mejilla de la Madre del Señor. Inmediatamente, de la herida de la Virgen comenzó a brotar sangre, y el rostro de la Madre del Señor se tornó pálido. Asustado, el monje notó que empezaba a perder la vista y cayó ante el ícono, completamente abandonado por sus sentidos, al igual que Caín, el asesino de la antigüedad. Tres años estuvo el monje sin poder ver. Luego, gracias a las oraciones del stárets y de los demás monjes, la Madre del Señor se le apareció al primero y le dijo que el diácono había sanado. Este, lleno de arrepentimiento, corrió a arrodillarse ante el ícono. Y el resto de su vida lo vivió en un estado de profunda contrición.
Tres años después de morir, los restos del diácono fueron exhumados, según las disposiciones athonitas. Como era de esperarse, y de acuerdo a las leyes naturales, el cuerpo del monje se había descompuesto por completo. Sin embargo, la mano derecha parecía no haber sufrido el mismo proceso de descomposición, porque estaba completamente negra. Aún a día de hoy se le conserva en el monasterio, como una señal del inefable amor de la Madre de Dios para todos los seres humanos.
La solemnidad del ícono de la Madre del Señor “Acuchillada” (Esfagmeni), del Monasterio Vatopedi, tiene lugar cada año, el 21 de enero.