Un remedio para el orgullo
El orgullo es “terrible y la más salvaje de todas las pasiones”. Éste se sana sólo por medio de la humildad, a la que se llega tan sólo a través de la fe, el temor de Dios, la mansedumbre y la pobreza, que nos llevan al amor perfecto.
La vanagloria, que es un vicio menudo y sutil, tiene muchas caras y es difícil de vencer. Ésta se sana oponiéndonos a esa preocupación de realizar buenas obras, tan sólo por el honor y la honra que conllevan; asimismo, renunciando a los pensamientos que vienen al corazón y lo elogian, y despreciándonos a nosotros mismos frente a Dios.
El orgullo es “terrible y la más salvaje de todas las pasiones”. Éste se sana sólo por medio de la humildad, a la que se llega tan sólo a través de la fe, el temor de Dios, la mansedumbre y la pobreza, que nos llevan al amor perfecto. (San Casiano el Romano)
(Traducido de: Mitropolit Hierotheos Vlachos, Psihoterapia ortodoxă: știința Sfinților Părinți, traducere de Irina Luminița Niculescu, Editura Învierea, Arhiepiscopia Timișoarei, 1998, p. 336)